Una de las más importantes preguntas de la historia humana es: ¿qué es la muerte? El temor a dejar de existir constituye una de las principales causas de sufrimiento en el ser humano; está claro, que es un misterio indescifrable. ¿A dónde vamos cuando morimos? ¿Seguimos existiendo? Más allá de las respuestas religiosas al respecto de la muerte, la verdad es que nadie lo sabe a ciencia cierta.
Existe alrededor de la muerte muchos escritos, mitos, pensamientos, filosofías, historias y demás. El ser humano en búsqueda de respuestas y consuelo ha generado una cantidad sustancial de información espiritual, religiosa, mística, y hasta fantástica sobre el fin de la vida.
La muerte no se puede explicar mediante ciencia; seguimos preguntándonos qué sucede con nuestra consciencia después de que morimos.
Existe un fenómeno que está arrojando luz a este enigma y que podría ser la respuesta, según mi apercepción, no solo a esta incógnita de la muerte, sino de cómo esta creación está amalgamada de formar en las cuales no podemos ni imaginarnos, el nombre de este fenómeno es conocido como ECM (Experiencias cercanas a la muerte).
¿Por qué las ECM son tan importantes?
En el proceso de una ECM existen hechos que son inescrutable y medibles según un método científico y comparten una serie de características comunes comprobadas por estudios que le dan una gran credibilidad y soporte, un ejemplo comprobado de la ECM es que las personas que las experimentan están muertas clínicamente y aun así muchos de ellos pueden ver, en un infarto, la atención que le están dando los médicos en la sala de emergencia del hospital en lo que se ha determinado una EEC (Experiencia extracorpórea) pueden ver detalles de su reanimación que luego son comprobados por los médicos ¿Cómo puede ser esto posible si están muertos clínicamente? Este es el misticismo que envuelve estas experiencias, pero a su vez muchas personas, médicos y científicos no han querido quedarse solo en lo místico, por lo que intentando probar desde la ciencia este fenómeno el primero de ellos y el que acuñó el término de ECM fue Raymond A. Moody médico Psiquiatra que en 1975 publicó un libro de nombre “Vida después de la vida” en donde documenta las experiencias y comienza a generar patrones, coincidencias y paralelismo en todas ellas.
En sí una ECM es una experiencia mística en su contenido acompañada de hechos comprobados como lo que he mencionado de personas que pueden ver lo que está ocurriendo en la sala de urgencias mientras están clínicamente muertas, esto implica que la experiencia ocurre en el periodo de tiempo en el cual las persona que ha sufrido un paro cardio pulmonar no respira y está siendo reanimada, no existe función cerebral, por tanto, no puede alucinar, ni soñar y aun así narra una experiencia mística profunda, la describe detalladamente y según los testimonios afirma que es real.
Estas experiencias son muy interesantes y, a pesar de que cada una es distinta en su contenido, tienen una serie de componentes en común, los cuales pueden en una experiencia agruparlos todos o algunos de ellos.
La consciencia sobrevive a la muerte.
Los componentes de la ECM son variados; los más comunes son: EEC (Experiencias extracorpóreas), visualización de un túnel de luz. Sensación de unidad, afabilidad y amor incondicional, examen vital, reunión con sus seres queridos ya fallecidos. Como ya mencione una ECM puede tener todos los componentes o algunos de ellos en estos relatos de las personas que han vivenciado una ECM llama la atención la pérdida del miedo a la muerte lo que conlleva la creencia que la vida no termina al morir o dicho de otra manera la consciencia no desaparece al morir, es decir, la muerte para ellos es inexistente.
Las personas que han pasado por una ECM manifiestan que este plano en el cual vivimos no es real o por lo menos no es tan real como esa dimensión, por llamarlo de algún modo, donde estuvieron cuando experimentaron la ECM, dicen literalmente que al morir se sintieron muchos más vivo y que no perdieron su sentido de individualidad, incluso dicen que ese lugar o estado es el verdadero hogar del alma y en consecuencia la preocupación por la muerte desaparece y se torna en una especie de liberación.
Esto nos hace preguntarnos: ¿La muerte existe realmente? ¿Por qué el temor tan férreo a la muerte? ¿Existe la vida eterna? ¿Por qué vemos la muerte tan negativamente? ¿Es cultural? No sé si exista la vida eterna o si es que la vida y la muerte son polos opuestos de una misma realidad, lo que sí me parece es que existe una valiosa enseñanza en la conciencia de finitud de nuestras vidas. Nos hace más humanos, nos da propósito, nos hace más compasivos, valoramos más la vida y, por lo dicho, me parece prudente dejar de ignorarla y verla de frente desde la sabiduría, aceptación y respeto y, si es posible, con alegría total es lo único que tenemos realmente en común todos los seres vivos algún día partiremos.
“Aprende a morir y aprenderás a vivir”


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